El futuro del entretenimiento cultural en Guayaquil está en juego
Guayaquil a diferencia de otras ciudades principales del Ecuador, atraviesa una realidad económica, social, política y cultural peculiar.
Para abordar el
contexto de Guayaquil es necesario entender su cultura de manera profunda y con
pinzas pues, epistemológicamente cuando me refiero a la palabra
"cultura" me refiero a sus consumos, sus costumbres, su producción
comercial, a cómo sus ciudadanos se comportan en el territorio donde viven y
usan el espacio público, a su forma de habitar y circular la ciudad, a entender
la jerga popular, su gastronomía, entre otras formas de proceder localmente;
inclusive su percepción de lo público, lo privado y lo político es peculiar.
Los modelos de negocio de entretenimiento popular y eventos como espectáculos, fiestas, festivales de música, consumo de cines, ferias gastronómicas, actividades deportivas masivas, entre otras; están estrictamente ligados a esa realidad económica, social, política y cultural diferente; y es por esa razón que está en juego su sostenibilidad y sustentabilidad.
A pesar de ser la capital económica del Ecuador, los productos y servicios de la cadena de valor de estos mercados y negocios están a la constante expectativa del vaivén de los factores que afectan a la ciudad; los elevados indicadores de inseguridad, la precarización laboral e incapacidad salarial de emplear profesionales, el elevado coste de vida y elevado costo de producción, el colonialismo cultural, la falta de inversión y articulación público privada, sumada a la inexistente ejecución de política pública municipal para la aplicación de un plan cantonal de cultura, plan cultural de ciudad, y peor aún plan estratégico para abordar las necesidades y urgencias de los sectores y productores de entretenimiento y actores de los ecosistemas culturales de Guayaquil.
Para los que vivimos, consumimos, y producimos en Guayaquil, el futuro del entretenimiento cultural en la ciudad está en juego. ¿No es suficiente ya los constantes cortes de energía que no dejan trabajar, no es suficiente ya la inseguridad en las calles que no deja estar tranquilo para salir, no es suficiente ya una ciudad cada vez más cara y dividida?
Ante el abandono de las autoridades de control y ante la falta de estructura ordena en la cadena de valor de los mercados del entretenimiento, es evidente que los cambios a favor y progreso del ecosistema cultural en la ciudad no van a surgir proactivamente de ninguna instancia pública, si no de la presión y accionar de los sectores organizados y la sociedad civil.